“Una cultura que ve a los cerdos como pilas inanimadas de estructuras protoplasmáticas para ser manipuladas, por muy ingenioso que lo conciba la mente humana, verá a sus ciudadanos de la misma manera- y a otras culturas.” – Joe Salatin, Restoring Health, Wealth and Respect to Food and Farming
Asociamos a la comida con placer, y, en menor medida, a la supervivencia. No es tan distinto para los animales. Los corderos resultantes de una nueva hierba se movieron “rápidamente hacia ciertas hierbas para llegar a las demás- desde la colación del trébol y el pasto de mostaza, evitando la ortiga de caballo y la fécula en el trayecto,” escribe Dan Barber en A Chef Speaks Out . Los cerdos silvestres, capaces de buscar los nutrientes que necesitan(1) “disfrutan comer nueces, raíces, frutas, setas, bichos, conejos y, ocasionalmente, animales muertos.”
¿Pero qué pasa cuando los animales son confinados en ambientes apretados y asquerosos y son forzados a comer dietas de monocultivos de soya y maíz GM?
Mucho puede pasar. Los terneros nacen muy débiles para caminar, con articulaciones de gran tamaño y malformaciones en las extremidades. Los lechones experimentan un rápido deterioro en la salud, un “fracaso en prosperar” tan severo que descomponen sus propios tejidos y órganos- auto canibalismo- para así poder sobrevivir. Muchos animales sufren de huesos quebradizos y débiles que se fracturan con facilidad. Las vacas lecheras desarrollan mastitis, una dolorosa infección a las ubres. El ganado de carne desarrolla abscesos y una condición extenuante conocida como “tripa torcida”.
Todo se resume a una miseria para los animales que tuvieron la mala suerte de recibir el coletazo final del Gran Experimento GMO de la industria agrícola.
El foco de los derechos de los animales bajo el sistema CAFO (Confined Animal Feeding Operations, Operaciones de Alimentación de Animales Confinados) está típicamente enfocado en los reducidos espacios y el tratamiento descaradamente inhumano. Pero algunos científicos, agricultores y veterinarios hablan ahora de otra forma de abuso animal: reventar a los animales con alimento criado desde cosechas genéticamente manipuladas saturadas en glifosato, el ingrediente clave del RoundUp de Monsanto.
Lo que han descubierto debiera poner en pausa a todos. Ya que los síntomas que veterinarios e investigadores han observado en los animales son como los problemas a la salud crónicos y prevalentes que plagan a los humanos en estos días. Desórdenes digestivos. Órganos dañados. Infertilidad. Sistemas inmunes débiles. Depresión crónica.
“Tenemos un real lío,” dice el Dr. Art Dunham, un veterinario de Iowa que ha tratado a los animales de granja por varias décadas. Dunham es un férreo creyente que las cosechas GMO están causando estragos en la salud de los animales y los humanos. Su hija, Leah Dunham, quien lo ha acompañado durante varias de sus visitas a las granjas, ha escrito recientemente America’s Two-Headed Pig, basándose en las notas clínicas de su padre, y el trabajo(2) de científicos como el Dr. Don Huber, profesor emérito en fitopatología de la Purdue University, Leah Dunham destaca algunas de las formas en las cuales los humanos están aportando al sufrimiento de animales al alimentarlos con una dieta GMO plagada de glifosato.
A Leah Dunham le gustaría ver al modelo CAFO repasado drásticamente o abandonado. Su padre cree que es más realista abordar el problema de la alimentación GMO sin atacar a los CAFOs. Pero padre e hija están de acuerdo en que los problemas asociados con el modelo de la industria agrícola de hoy se extienden más allá de la salud y el bienestar de los animales:
“Mi padre ha mostrado millones de papers de investigación en su esfuerzo para remediar las causas subyacentes de las enfermedades descritas en este libro. Su trabajo ha incorporado un compromiso a los predios, criaturas y granjas saludables, así como al trabajo duro que se necesita para sostenerlos. Después de años de escucharlo hablar de sus intentos para resolver los recurrentes problemas de salud, me di cuenta que la mayoría de la gente no tiene idea de las complejidades de las enfermedades modernas que afectan a los animales de ganado. Ambos esperamos que este libro ayude a los profesionales médicos, a los agricultores y a los consumidores encarar de mejor forma las verdaderas raíces de varias enfermedades médicas, incluyendo deficiencias de nutrientes, infecciones clostridiales, diabetes y la enfermedad de Parkinson.”
Leah Dunham dice que los consumidores están alarmados por los reportes noticiosos que se enfocan en epidemias de enfermedades derivadas de los alimentos. Pero la mayoría no sabe que las cosechas GMO industriales están “dañando nuestra salud de otras formas, mucho más insidiosas- dentro de ellas, al dañar la salud de los animales criados como alimento.”
Aquí algunos ejemplos del libro America’s Two-Headed Pig , de cómo Art and Leah Dunham creen que los alimentos GM, y particularmente el glifosato, causan sufrimiento en los animales de granja.
Malformaciones al Esqueleto
En sus muchos años de práctica, Art Dunham nunca ha visto un caso de deficiencia de manganeso en los ganados que ha tratado. Pero eso cambió alrededor del año 2000, cuando empezó a ver más y más terneros que nacían con malformaciones al esqueleto- un síntoma de una dieta deficiente en manganeso. Al inicio estaba escéptico, y experimentó el añadir manganeso a las dietas de los terneros. Su salud mejoró. Su corazonada fue confirmada cuando los resultados de laboratorio en algunos de los hígados de terneros muertos revelaron manganeso en pequeñas cantidades, o nulas.
Dunham estaba confundido. Una dieta de alimento de maíz, soya y heno debiera contener manganeso suficiente para los cerdos, las vacas y el ganado de carne. Pero fue cobrando más sentido cuando se encontró con un estudio(3) conducido el 2007 por el Dr. Huber. Huber encontró que al rociar manganeso en la soya 10 a 14 días después que fuera rociada con glifosato, los agricultores podían aumentar su producción. ¿Por qué? Huber postulaba que el glifosato causaba que algunas cosechas presentaran deficiencia de manganeso ya que se adosaba a los nutrientes del suelo y de la planta. Las cosechas rociadas con glifosato eran menos aptas parta metabolizar los nutrientes necesarios para la correcta función de la planta, lo que hacía que fueran susceptibles a enfermedades.
¿Será por esto que los terneros alimentados con cosechas deficientes en manganeso rociadas con glifosato mostraban sus propios síntomas de deficiencia de manganeso, incluyendo articulaciones de gran tamaño, extremidades deformes y debilitamiento paralizante? La evidencia era convincente y la teoría plausible, incluso sin haber estado confirmada.
Fracaso en Prosperar
Es tanto alarmante como común en Norteamérica en décadas recientes, de acuerdo a Leah Dunham. Alrededor de cinco a diez días después del destete de lechones saludables, se convertían en demacrados, pálidos y anoréxicos. Su salud decaía rápidamente. Se le conoce como “síndrome de fracaso de prosperar post- destete” o PFTS. Causa que los lechones catabolicen, o consuman, sus propios tejidos y órganos, esencialmente auto- canibalismo. Luego viene la demacración. Luego, la eutanasia.
¿Acaso un virus causa la PFTS? Los estudios sugieren que no, dice Dunham. Es más probable que la causa esté relacionada con la dieta, ya que la enfermedad se manifiesta cuando los lechones empiezan a alimentarse fuera de la madre. La teoría de la dieta está apoyada por post-mortems que muestran que los lechones afectados presentan lesiones en sus estómagos e intestinos.
¿Podría el PFTS representar otro caso de algo esencial que falta en la dieta de los lechones? Posiblemente. Los análisis de hígado de cerdos revelan un “casi nulo” nivel de cobalto. De hecho, de 522 hígados investigados, ninguno poseía el rango normal para cobalto, establecido antes de que la dieta GMO apareciera en el mercado. A lo mejor no es coincidencia, de acuerdo a Dunham, que investigadores en Texas A & M University han encontrado que el glifosato congestiona al cobalto de 102 a 103 veces más que al manganeso.
Tripa Torcida, Úlceras y Otros Desórdenes Digestivos
La naturaleza destina que las vacas coman pasto. Pero hoy, la mayoría del ganado pasa al menos los últimos seis meses de sus vidas en corrales de engorda, donde son rellenados con una combinación de granos, la mayoría maíz, y subproductos industriales incluyendo destilado de maíz, un producto del proceso de fabricación del etanol. Esta mezcla es suplementada con antibióticos preventivos y hormonas de crecimiento, para evitar que las vacas estresadas se enfermen mientras las engordan más rápido. Es una dieta antinatural que a menudo deriva en desórdenes digestivos. El factor es el glifosato usado para criar el maíz GMO, el cual es un huésped para condiciones dolorosas, desde la tripa torcida a la diarrea sangrienta, úlceras e hinchazón. Todos los cuales contribuyen a un sistema inmune débil, de acuerdo a Dunham.
El estómago de la vaca tiene cuatro partes: el rumen, reticulum, omasum, y abomasum. Una tripa torcida, o, médicamente hablando, un abomasum desplazado, ocurre cuando el abomasum de la vaca se llena con gas, causando que se hinche hacia la parte alta del abdomen, donde se puede torcer. Los remedios pueden incluir cirugía o reposicionamiento del abomasum al rodar la vaca hacia su parte posterior.
Eso es lo suficientemente doloroso. Pero a veces el gas atrapado causa que el estómago de la vaca se hinche. Para aliviar el dolor del animal y mantener su “producción”, un veterinario inserta una aguja hueca en el rumen de la vaca para así tratar de liberar el gas. Si la vaca no se recupera lo suficiente como para que libere el gas por su cuenta, será implantada con un puerto permanente, similar a lo que posee un paciente de quimioterapia para recibir las dosis regulares.
De acuerdo a Dunham, la tripa torcida y la hinchazón están típicamente ligadas a una nutrición inadecuada, lo que lleva a desbalances de bacteria en el intestino, lo que causa gases. A diferencia de los humanos, el ganado es huésped de grandes cantidades de bacterias que son necesarias para digerir plantas y granos y absorber los nutrientes disponibles de sus alimentos. Si se altera el contenido bacteriano del intestino de la vaca, el intestino se torna extra acídico, irritado e inflamado, dice Dunham.
Los consumidores saben que las vacas CAFO se les alimenta rutinariamente con antibióticos preventivos, los cuales alteran la bacteria del intestino de los animales. Pero lo que mucha gente no sabe, dice Dunham, es que los animales están consumiendo mucho más antibióticos que aquellos administrados intencionalmente en sus comidas. De hecho, muchos de los pesticidas, incluyendo el glifosato patentado bajo el número #7771736, actúa no solo como pesticida de alto espectro, si no que también como biocida de alto espectro. Y estos químicos antibióticos son aplicados a millones de acres de plantas que terminan como alimento para animales, dice Dunham. ¿El resultado? Algunas de las bacterias del intestino de los animales y organismos parasíticos ya no son capaces de llevar a cabo procesos metabólicos importantes.
¿Es exagerado decir que los animales que son forzados a comer alimento GMO en grandes cantidades están siendo torturados? Hígados dañados. Demasiado débiles para caminar. Agujas incrustadas en sus estómagos. Fracaso en prosperar. Todos sufrimientos innecesarios, todos relacionados con la dieta.
Leah Dunham no llega a usar la palabra “tortura”, pero en su libro declara que podemos cambiarlo:
“Como destacan otros defensores de los alimentos, hemos aprendido a disociar cómo afectan los dólares que gastamos en agricultores como ciudadanos. Al hacer esto, podemos evitar el pensar cómo afectan nuestras acciones a criaturas vivientes.
Sospecho que algún día, las futuras generaciones recordarán las últimas tres décadas como una era ridícula en la agricultura. Ésta ha sido una época en que demasiadas personas han tratado a los animales y a los niños como conejillos de indias, al alimentarlos con experimentos genéticamente manipulados, llenos de químicos y resistentes a los antibióticos, a pesar de la abundante evidencia de que estos alimentos son un serio factor de riesgo para enfermedades y muerte. En el mundo de hoy de investigación ampliamente accesible y avances tecnológicos, la habilidad de producir grandes cantidades de alimentos sin poner en riesgo la biodiversidad y nuestros derechos biológicos básicos debiera ser regla, no una meta.”
Y no olvidemos los derechos biológicos básicos de las criaturas de cuatro patas que tuvieron la mala suerte de ser parte de los sistemas industriales agrícolas de los CAFO.
Katherine Paul es Directora de Desarrollo y Comunicaciones para la Organic Consumers Association.
Referencias: (inglés):
1. http://americastwoheadedpig.com/
2. http://foodfreedom.wordpress.com/2011/04/06/huber-warns-eu-president-of-glyphosate-danger-to-livestock-and-plants/
3. http://www.docstoc.com/docs/133981607/What-About-Glyphosate-Induced-Manganese-Deficiency-AgWeb
http://www.organicconsumers.org/articles/article_28062.cfm
Traducción: Ignacia Guzmán Zuloaga